El
próximo pleno del ayuntamiento de Bilbao debatirá la propuesta de instar al
Gobierno Vasco, a la Diputación Foral de Bizkaia, y al Ayuntamiento de Bilbao a
que asuman la gestión de la sala de consumo supervisado de Bailén e impida así
su cierre, previsto para el próximo mes de julio.
De
esta forma, tras el anuncio por parte de Médicos del Mundo de no poder hacer
frente al servicio, se pone fin a un proyecto que ha demostrado su eficacia
durante más de diez años de actividad. Tiempo en el que se ha atendido a más de
3.000 personas y se han solventado mas 100 emergencias por sobredosis de las
cuales ninguna ha tenido consecuencias fatales. Además los y las usuarias del
servicio han podido beneficiarse de programas de educación sanitaria, control
de salud e información sobre programas de desintoxicación.
La
negativa de las instituciones a mantener este servicio o incorporarlo a los
servicios públicos ya existentes, muestra la falta de interés de quienes nos
gobiernan en el bienestar de la población del municipio de Bilbao en su
conjunto y su poca capacidad de gestión y prevención de riesgos y costes.
Costes que prefieren dedicar a cuestiones superfluas y estéticas dejando
desamparados a una parte importante de la ciudadanía.
Por
si los costes humanos y sociales no suponen argumentos de suficiente valor,
rigurosos estudios realizados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona
afirman que una sola sala de este tipo reduce un 77% las jeringuillas
abandonadas en la calle. Además el coste medio de 37 euros anuales por usuario se contraponen a
los 11.000 euros anuales que cuesta de media la atención sanitaria a quien se
contagia de VIH con todo el coste humano y social que supone una enfermedad de
estas características. Pues aún con estos datos en la mano el edil de acción
social Juan Félix Madariaga afirma en declaraciones a la prensa que no se
plantea ni mantener este servicio ni crear uno nuevo.
Por
todo ello, desde el PCE-EPK de Bilbao lamentamos profundamente que los gobiernos
de las distintas instituciones vascas permitan el cese de la actividad de la
sala de consumo supervisado. Desde nuestro grupo político creemos que no sólo
debe mantenerse abierta, sino que es necesario incorporar la atención
drogodependiente a la cartera de servicios de la sanidad pública vasca con una
entidad propia, como tienen la red de Salud Mental o la red de Asistencia a la
Tercera edad, para ofrecer una asistencia integral a la drogodependencia.
Además exigimos al PNV que gobierna hoy, como hace 10 años,
las 3 instituciones, que nos explique si cerrar servicios sociales tan
necesarios y útiles como este, es una manifestación más de la “marca Euskadi” y
por qué no sirve hoy lo que merecía la pena hace 10 años, tiempo que lleva la
Sala de Consumo Supervisado de Bailén promoviendo la salud y el bienestar de
miles de personas.
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